Mirando el tráfico, esperando el colectivo, veo pasar un taxi. Llama mi atención el cartel de "libre", daba la impresión de ser fotografiable. Pero ahí se me cruza una asociación, en donde se superponen el cartel con mi estado amoroso. Sigo asociando. La primera es: una vaga idea en la cual yo sería como un taxi libre, y ante el miembro (superior) levantado de alguien acudo, dando cabida en mi cuerpo amarillo y negro. Río ante la idea, ya que ni por asomo se asemeja a la realidad (soy un taxi pobre). ¿Libre será por libertad? ¿De hacer lo que quiera, donde quiera, con quien quiera? ¿De invitar a alguien a mi taxi? Podría ser. Aunque también el taxi podría ser mi corazón, y el libre estaría anunciando una vacante. Vacante que podría ocupar alguien que pueda pasar del asiento trasero, tan circunstancial, al asiento del acompañante, del que te ceba mate cuando vas por la ruta.
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