domingo, 16 de septiembre de 2012

Actualización

Punto número 1: me encuentro actualmente en un momento particular, que donde antes pensaba que era una confusión hoy veo las cosas un poco más claras. No sé si es bueno o es malo. Tomar conciencia de aquello que me sucede no parece resolver nada, sino torturarme mental y sentimentalmente. El tiempo me dará la indiferencia que necesito para poder continuar con mi vida sin inconvenientes, sin sobresaltos. El tema es que hoy parece que un sobresalto es lo que necesito, un sacudón por lo menos. Tal vez esto solo se resuelva cuando alguien patee el tablero, aunque salte para cualquier lado. Esto está muy lejos de pasar. Tendré que esperar, ver si en algún momento aparece un instante fundante, o re-fundante. Esperar parada sobre la nada me consume lentamente, como se consume mi vida mientras espero. ¿Y si me equivoco? ¿Si el remedio es peor que la enfermedad y termino deseando volver a ver el tablero con cada pieza en su lugar, en perfecto equilibrio? Con tantas piezas en juego, eso no se puede volver a acomodar.

Punto número 2: comprendí que mi problema no eran las señales, sino que en la vida hay gente que goza en la histeria de aquello que podría ser pero no es. Procrastinación que le dicen. Lo peor es que en algún momento me harto, pero ante la mínima situacion vuelvo a caer en el mismo círculo que me carcome. Qué bien me vendría resolver esa situación en este momento en especial.

Increíblemente estas temáticas parecen repetirse en conversaciones donde hablo sobre lo ajeno: lo no dicho y la histeria que se conjugan en un caldo mortal. Cuando en lo ajeno aparecen unidas, yo lo vivencio disociado. Una mezcla no vendría nada mal.


sábado, 26 de mayo de 2012

Señales

A veces me pregunto si no me faltará un chip de información, o tengo el adn fallado o algo. Debería poder hacer dos cosas que claramente no se hacer. La primera es entender determinadas señales que me indiquen si un muchacho está interesado en mi. La segunda es poder emitir yo misma esas señales sutiles, para poder expresar de alguna manera eso que me pasa y generar algún tipo de respuesta.
El dilema que se me plantea es justamente por la sutileza. Lo obvio es lo obvio, y de eso me puedo dar cuenta, o si pudiera ser muy obvia lo sería, pero no están dadas las condiciones para eso. Por otro lado está el tiempo reducido en el que se dan esos intercambios.
Y mientras sigo esperando, y mientras pienso cada situación, tratando de ver qué podría haber hecho diferente, un aprendizaje para la próxima vez. Espero oportunidades. O espero que aparezca una señal más clara, y no tan ambigua, que sepa abrir la puerta para ir a jugar.

domingo, 29 de abril de 2012

Say no more

Después de que Charly García postulara lo mismo que yo pienso sobre la creatividad, me quedé casi convencida de su veracidad (digo "casi" porque no puedo escapar de la duda neurótica). En concreto, él postuló que en la adolescencia uno tiene su momento de creatividad extrema, y que luego la va perdiendo. Aquello que creamos posteriormente surge de ideas, ya concebidas en ese tiempo.
Ya hace bastante vengo lamentándome por darme cuenta de que la creatividad se me escurre de los dedos como arena. Antes parecía arena mojada, podía armar castillitos. Ahora apenas puedo hacer un cúmulo de arena seca, una lomita, a la que le pongo en la cima una cucharita de helado que quedó tirada por ahí, para ponerle mas onda.

En el dia de ayer me llegó un mail para ver si yo quería recuperar mi antiguo blog. ¡Pero por supuesto querido blogger! Inevitablemente, tuve que leer aquellas cosas que había escrito más o menos 6 años atrás. Se conjugaron el dulce sabor del orgullo de la producción con la amargura de saber que no puedo volver a hacer eso.

Pero como soy optimista, prefiero seguir dejando la puerta abierta, y seguir teniendo un blog, apostando a que en el transcurso de los tipeos descubra un brote nuevo entre la maleza.

domingo, 15 de abril de 2012

A una semana

A una semana poco puedo decir. Puedo decir que fue un cimbronazo. Y que soy de reacción lenta, cosa que agradezco sobremanera, porque me permitió no hacer papelones. Todo parecía bien, hasta que llegué a mi casa y tuve ganas de llorar (algo lloré), no entendiendo muy bien por qué. No podría decir que pensé mucho, pero si que esos pensamientos tuvieron demasiada permanencia, casi aplastando cualquier otro tema. El domingo a la noche, no podía dormir.

Durante el resto de la semana, parecí lavarme de a poco, como si hubiera puesto el cerebro en remojo, y de a poco se fuera diluyendo un tinte de color. Ya hoy mi cabeza parece bastante pálida.

Un poco más de información pareció acercarme a vos, te vi auténtico, más que nunca. También me trajo reminiscencias del pasado (difíciles de recordar). Otro poco me generó demasiadas preguntas. Sobre todo siempre la misma pregunta cuando me pasa esto, que es si soy la única a la que le pasa. La otra pregunta claramente es "¿Qué es eso que me pasa?"

Como siempre tiene el nombre de "confusión", pareciera que no pudiera ser otra cosa que eso, que no pudiera desentrañar cuál es su esencia.

Sí puedo decir en concreto lo que pensé en ese momento delante tuyo, que hay algo en tu sonrisa, tu mirada y tu voz que todavía me cautiva.



domingo, 8 de abril de 2012

El libro de la vida

Hoy se me presentó de repente la idea de pensar la vida como un libro con páginas en blanco. Cada página es un día. Me imaginaba al final del día, imprimiendo lo que pasó ese día en el libro blanco. Mañana, a tomar otra página en blanco. Creemos por nuestra edad que sabemos cuántas hojas nos quedan por escribir, pero es una aproximación, un cálculo a ojo. En realidad no sabemos cuántas hojas nos quedan en ese libro. Ni si aquello que imprimimos en él vale la pena. Cada hoja sale cara. Y no se puede volver a usar.

domingo, 1 de abril de 2012

Forget me not

Alguna vez escuché a alguien decir que uno en la vida busca estar con otra persona por una necesidad humana de trascender, de que quede registro de la vida de uno en el otro.
En ese momento cuando lo escuché me pareció una tontería, es decir, el sólo hecho de pensar de que mi vida vale en función de otro me pareció ridícula. Mi vida primero es mía, y vale para mi más del lo que vale cualquier otra cosa o persona o lo que sea. Mi vida vale por el solo hecho de transcurrir experiencias y esa sola experiencia de lo vivido me llena el alma.

Hoy no es que cambié de idea, pero sí me hizo pensar una frase: "Seguro vos encuentres quien te quiera de verdad, pero no me olvides". No me olvides, o no olvides lo que fuimos. Porque esa experiencia fue de dos, es un tesoro compartido. Si para vos se desvanece, para mi pierde el sentido. No me olvides, porque necesito de tu recuerdo para mantener vivo el mío. No me olvides, porque necesito que parte de mí quede vivo en vos.

Y tal vez eso sea la trascendencia, dejar parte de uno en los demás.
Es como hizo Voldemort, dejó su alma en otras cosas, y así se volvió inmortal.

Es necesario que ambos pongamos al amparo de la desinvestidura y de la represión el recuerdo de un mínimo de sucesos interpretados y fantasmatizados por los dos como prueba de que a lo largo de los encuentros, momentos de placer compartidos formaron parte de nuestra relación. La puesta de memoria de las experiencias da sentido a la persistencia del recuerdo, que lleva  a la confirmación recíproca de su legitimidad. (esto no es mío, sino de Aulaginer hablando de otra cosa, pero a mi me sirvió).

Myosotis , conocida comúnmente como nomeolvides. 
Simbólicamente se conoce como la flor 
del amor desesperado o el amante eterno.

jueves, 22 de marzo de 2012

Bajando del globo

Hace unos días hice un descubrimiento importante. En realidad no es un descubrimiento. Es como esas cosas que uno sabe en teoría, pero que hasta que no las vive no sabe bien cómo son. La experiencia arrasa a la imaginación. La imaginación y la empatía lo acercan a uno, pero es como ver la tierra desde un globo aerostático. Podemos imaginar y tratar de pensar la sensación de caminar descalzos por el pasto, que parece un colchón verde, como de algodón. Caminar por el pasto descalzo ciertamente es otra cosa. La experiencia es cruda, real. Y es real aunque a veces nos deje en un estado de estupor, de irrealidad.
La experiencia me llevó a conocer los distintos estratos de una persona muy cercana. Una persona que creí conocía bien.

Creía certeramente que al conocerla por tantos años, tener una confianza suprema, y hasta usando mis propios conocimientos sobre la mente podía acercarme a conocerla. Sin sorpresas. Pero la vida me demostró otra cosa. La experiencia fue como chocar de frente con una pared. Todavía siento el cerebro acomodándose por el golpe. De vez en cuando cierro los ojos fuerte, como si tuviera una migraña. Todo me gira un poco, luego se acomoda.

Como decía, conocí los estratos de una persona. Ya conocía el más exterior, de su relación con la gente desconocida. Luego uno inferior, de la gente conocida. Debajo de ese, la gente verdaderamente de confianza (por ahi andaría yo). Luego el estrato de uno para uno mismo, del cual podía tener conjeturas. Y el más profundo (podríamos decir mítico) del que podría tener alguna idea, pero ciertamente no es accesible.

Esta experiencia me llevó a conocer la mentira, el ocultamiento y el engaño. En casi todos los estratos.
Superficialmente un ocultamiento coherente, libre de sospecha. En mi estrato, creo que mentira y ocultamiento, conciente, deliberado. No fui la gran afectada.
Por último, las tres características para consigo misma, concientes pero mas que nada inconscientes.
Lo oculto en el fondo, se asemeja a lo ominoso.

Si bien Jeckyll y Hyde es tan conocido, no había sentido tal identificación hasta hoy. No puedo evitar pensar que a cada paso puedo volver a encontrarme con esto. ¿Debería sorprenderme? Tal vez es verdad que uno no puede confiar en nadie, ni siquiera en uno mismo.

Nuestra coherencia interna es frágil como un castillo de naipes. Lo ilusorio es que para nosotros las cartas parecen de ladrillo.