Alguna vez escuché a alguien decir que uno en la vida busca estar con otra persona por una necesidad humana de trascender, de que quede registro de la vida de uno en el otro.
En ese momento cuando lo escuché me pareció una tontería, es decir, el sólo hecho de pensar de que mi vida vale en función de otro me pareció ridícula. Mi vida primero es mía, y vale para mi más del lo que vale cualquier otra cosa o persona o lo que sea. Mi vida vale por el solo hecho de transcurrir experiencias y esa sola experiencia de lo vivido me llena el alma.
Hoy no es que cambié de idea, pero sí me hizo pensar una frase: "Seguro vos encuentres quien te quiera de verdad, pero no me olvides". No me olvides, o no olvides lo que fuimos. Porque esa experiencia fue de dos, es un tesoro compartido. Si para vos se desvanece, para mi pierde el sentido. No me olvides, porque necesito de tu recuerdo para mantener vivo el mío. No me olvides, porque necesito que parte de mí quede vivo en vos.
Y tal vez eso sea la trascendencia, dejar parte de uno en los demás.
Es como hizo Voldemort, dejó su alma en otras cosas, y así se volvió inmortal.
Es necesario que ambos pongamos al amparo de la desinvestidura y de la represión el recuerdo de un mínimo de sucesos interpretados y fantasmatizados por los dos como prueba de que a lo largo de los encuentros, momentos de placer compartidos formaron parte de nuestra relación. La puesta de memoria de las experiencias da sentido a la persistencia del recuerdo, que lleva a la confirmación recíproca de su legitimidad. (esto no es mío, sino de Aulaginer hablando de otra cosa, pero a mi me sirvió).
Myosotis , conocida comúnmente como nomeolvides.
Simbólicamente se conoce como la flor
del amor desesperado o el amante eterno.
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