Después de que Charly García postulara lo mismo que yo pienso sobre la creatividad, me quedé casi convencida de su veracidad (digo "casi" porque no puedo escapar de la duda neurótica). En concreto, él postuló que en la adolescencia uno tiene su momento de creatividad extrema, y que luego la va perdiendo. Aquello que creamos posteriormente surge de ideas, ya concebidas en ese tiempo.
Ya hace bastante vengo lamentándome por darme cuenta de que la creatividad se me escurre de los dedos como arena. Antes parecía arena mojada, podía armar castillitos. Ahora apenas puedo hacer un cúmulo de arena seca, una lomita, a la que le pongo en la cima una cucharita de helado que quedó tirada por ahí, para ponerle mas onda.
En el dia de ayer me llegó un mail para ver si yo quería recuperar mi antiguo blog. ¡Pero por supuesto querido blogger! Inevitablemente, tuve que leer aquellas cosas que había escrito más o menos 6 años atrás. Se conjugaron el dulce sabor del orgullo de la producción con la amargura de saber que no puedo volver a hacer eso.
Pero como soy optimista, prefiero seguir dejando la puerta abierta, y seguir teniendo un blog, apostando a que en el transcurso de los tipeos descubra un brote nuevo entre la maleza.